Irshad Manji. Mis dilemas con el islam

He encontrado mientras revisaba papeles antiguos este recensión que publiqué en su momento en la revista Estudio Agustiniano:

MANJI, Irshad. Mis dilemas con el islam, Maeva, Madrid, 2004, 24 x 16,5, 239 pp.

Es tan sorprendente como esperanzador que una mujer musulmana se haya atrevido a publicar este duro alegato contra la interpretación dominante y casi única del islam. Frente a las tan bienintencionadas como necias aseveraciones multiculturalistas tan de moda en un Occidente que reniega de su pasado, Manji pone al descubierto los aspectos más opresivos de unas sociedades islámicas atenazadas por el totalitarismo, y desenmascara la complicidad de todos aquellos que, aunque nieguen compartir las tesis más extremistas, guardan silencio ante el terrorismo o lo justifican como una reacción, quizá equivocada, pero en todo caso comprensible, contra supuestas agresiones neocoloniales. Para Manji está claro. Los culpables de la situación de los países musulmanes no son los Estados Unidos, Israel o Europa, sino el anquilosamiento interno propiciado por una determinada interpretación del Corán, que condena todo esfuerzo de pensamiento crítico y justifica la falta de libertad y la sumisión de la mujer. Se trata de un apasionado esfuerzo de autocrítca, en que las experiencias personales ─la expulsión de una madrasa en Canadá, el esfuerzo por acercarse al Corán y a la tradición, las relaciones con amigos cristianos y judíos─ propician una construcción dominada por la convicción de que, frente a lo que llama el islam del desierto, rigorista y apegado a una interpretación literal del libro sagrado, es posible un islam reformado, abierto al mundo y a la democracia, en el que las mujeres vivan en pie de igualdad con los hombres. Por el camino, desmiente tópicos caros al pensamiento progresista, tales como la supuesta tolerancia del islam medieval ante otras religiones. Es, en suma, un libro polémico y valiente, que desdichadamente es poco probable que lean quienes, prisioneros de la más perversa de las formas del eurocentrismo, persisten en negar a otras culturas la posibilidad de ser responsables en alguna medida de su situación y se obstinan en culpar a la civilización occidental de todos los males de la tierra.

Comentarios

  1. Tal vez añadir lo siguiente: la mayoría de los occidentales defensores del islam no sepan es que para los musulmanes tan cristiano es Moratinos como el cardenal Rouco.
    Nada más. Agradeerte tu buena pluma y tu valentía al escribir.

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