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Mostrando entradas de diciembre, 2011

Los maniqueos

Desde muy pronto, el cristianismo hubo de afirmarse no tanto frente al paganismo, que ya había entrado en una profunda crisis en los medios intelectuales, como ante otras corrientes religiosas que le disputaban en la conciencia de las gentes la esperanza de salvación. Entre ellas merece una atención especial el maniqueísmo, no solo por la cantidad de seguidores que alcanzó a tener, sino, en nuestro caso, por haber seducido durante un tiempo al joven Aurelio Agustín, quien acabaría siendo universalmente conocido como San Agustín. Una primera consideración se nos ofrece. Una persona de tan notoria inteligencia y cultura, y tan sedienta de verdad, no pudo abrazar una doctrina inconsistente o supersticiosa; por tanto, el maniqueísmo debe ofrecer una respuesta a esos interrogantes últimos que el alma humana siente la necesidad de desentrañar. No es, pues, algo que podamos orillar como perteneciente a un remoto pasado carente de interés, sino que, al contrario, hemos de conocerlo y afr