Varsovia 1944

Al cumplirse el 65 aniversario de la insurrección de Varsovia contra la ocupación nazi, me parece oportuno traer al blog esta recensión que publiqué hace tiempo en Estudio agustiniano.

DAVIES, Norman, Varsovia, 1944. La heroica lucha de una ciudad atrapada entre la Wehrmacht y el Ejército Rojo, Planeta, Barcelona, 2005, 23,5 x 16, 888 pp.

En Europa Occidental generalmente entendemos ─incluso en un país como el nuestro, que se mantuvo al margen de la guerra y para el que la paz no supuso el fin de la dictadura─ la derrota del nazismo como una liberación. No nos faltan motivos para ello. Sin embargo, nuestra visión egocéntrica del mundo nos hace olvidar a menudo que lo ocurrido en Europa Oriental y gran parte de la Central nada tuvo que ver con la recuperación de la libertad o la instauración de la democracia, sino que simplemente consistió en la sustitución de un totalitarismo criminal por otro. El Ejército Rojo no liberó Varsovia, ni Praga ni Budapest; sólo sustituyó a Hitler por Stalin. No faltaron combatientes de la resistencia que viajaron directamente de los Lager al Gulag, que cambiaron Auschwitz por Vorkutá. Lo que nos presenta Davies en este libro, apoyado en un vasto y riguroso trabajo investigador, que desgraciadamente no puede ser exhaustivo porque muchos documentos soviéticos aún son secretos, es la historia heroica y trágica de Polonia, la asombrosa y olvidada resistencia de una nación dispuesta a mantenerse viva frente a la barbarie.

El libro se estructura en tres grandes apartados, que vienen a constituir una grandiosa obra dramática. En la primera parte, expone Davies los antecedentes de la insurrección de Varsovia, buceando para ello en la breve historia de la Polonia independiente de entreguerras y en sus relaciones con la Unión Soviética, con Alemania y con los países occidentales, en particular con el Reino Unido, para continuar con el pacto germano soviético, la ocupación del país y la organización de la resistencia. Nos adentramos así, de un lado en el complejo marco de las relaciones internacionales de la joven república y de otro, en la fascinante existencia de un auténtico estado clandestino en la Polonia ocupada. No falta, como es natural, una detallada exposición del levantamiento del gueto de Varsovia en abril de 1943. Una y otra vez, Davies sale al paso de las calumnias propagadas por los soviéticos desde los primeros momentos de la guerra, que presentan al Ejército Patriótico poco menos que como inactivo, indiferente ante la situación de los judíos y hasta colaboracionista con el nazismo. La segunda parte se centra en la sublevación encabezada por el Ejército Patriótico, cuando las tropas soviéticas han alcanzado ya la orilla derecha del Vístula en las proximidades de Varsovia. Mientras la resistencia se hace con el poder en algunos barrios y emprende contra la Wehrmacht y las SS una lucha desesperada, que se prolonga durante dos meses, el Ejército Rojo suspende su avance y desvía su ofensiva en dirección a Hungría, dando así tiempo a que los alemanes recuperen el control de la ciudad. No sólo eso, la NKVD en la zona de Polonia bajo control soviético desarma a las unidades del Ejército Patriótico y encarcela, deporta o fusila a sus integrantes, sin que los aliados occidentales intervengan ante Stalin para defenderlos. Finalmente, los insurgentes polacos, abandonados por todos, no tendrán más salida que rendirse, aunque al menos habrán logrado unas condiciones mínimamente honrosas y el reconocimiento por el mando alemán de que son una fuerza combatiente, protegida por tanto por la Convención de Ginebra, y no un grupo de bandidos. Mucho más de lo que les otorgaban los supuestos liberadores soviéticos. La tercera parte cuenta el triste destino de los insurgentes y los años de olvido y de tergiversación de la historia durante el régimen comunista. Vemos como los héroes de la Resistencia, en lugar de ser glorificados como en Francia, padecieron, con la excepción de los que pudieron escapar a países occidentales, una persecución inmisericorde que a menudo terminó en la horca o ante el pelotón de fusilamiento. Los supervivientes hubieron de sufrir una historia inventada que convertía a los luchadores por la libertad y por la independencia en esbirros de los nazis y por el contrario hacía pasar por salvadores del país a quienes había colaborado con la ocupación soviética.

Comentarios

  1. Gracias por avivarnos la memoria.La barbarie imposible de expresar con palabras debe servir para hacernos relexionar acerca de los motivos que la provocaron y volver la mirada a Dios, padre de la dignidad de la persona y del perdón.
    Carmen Sáez Gutiérrez

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